En el issue de hoy, Daniel, parte del grupo de habitué, nos cuenta cómo fue su proceso de aprender a meditar el año pasado y mantener un hábito fuerte junto a todo el grupo.

Hace un año, si me hubieran dicho que iba a meditar casi 90 días seguidos al final del 2023, no me lo hubiera creído. Siempre meditar fue algo que parecía muy lejano para mí. 

Algunas veces lo intentaba y terminaba desconcentrado, pensando en qué iba a almorzar o en los pendientes de la semana. Era un camino tortuoso y desesperante porque parecía que no lograba llegar a lo que se “debía” sentir al meditar. 

Fast forward, a mitad del 2023, por alguna razón, comencé a leer El poder del ahora, un libro que me había negado a tan siquiera levantar y hojear. Siempre me había sonado como el clásico libro de autoayuda que se encuentra en las cajas registradoras de un supermercado 😂 Y pensaba, ¿qué libro que esté en ese lugar, y más de autoayuda, puede en verdad aportar en algo?

Llevaba veinte páginas del libro y algo comenzó a hacer resonar… cultivar un observador interno, no somos nuestros pensamientos, solo tenemos este momento. Y aunque nada de eso dejaba de sonar como algo sacado de una conferencia de autoayuda, varios conceptos que alguna vez había escuchado cuando intentaba aprender a meditar comenzaron a conectarse entre sí. 

Para mí, fue más claro que meditar no tenía ningún propósito. No tenía que forzarme a dejar de pensar, pero tampoco a identificarme con los pensamientos que se atravesaran en mi cabeza. Solo tenía que estar en ese momento, y ubicarme en la posición de un observador neutral, que no etiquetara nada como bueno o malo. 

Al final, todo fue más fácil cuando relacioné meditar con un momento donde solo tenía que existir. Nada más.

Comencé a hacerlo más intencionalmente, al menos 10 minutos al día (o 5 en los peores). Seguí un curso de algunas semanas hasta que podía meditar por algunos minutos sin tanta ayuda. Los conceptos que había leído y que ahora ponía en práctica cada vez hacían más sentido.

Tuve algunas meditaciones donde lograba acercarme bastante a un estado que describiría como máxima concentración y pero también máxima desconexión (pero que duraba solo un par de segundos o tal vez un minuto). Aún así, el ejercicio de hacerlo todos los días me ayudó a transitar momentos bastante retadores.

A hoy, no soy ningún experto en meditar, y he perdido el hábito que tuve a final del 2023 (pero que estoy retomando con habitué). Solo puedo decir que fue una gran experiencia aprender algunas cosas de cómo hacerlo, y ponerlas en práctica cada día.

Nos vemos la próxima semana 🦥